
El que sonríe se alegra sin miedo, pero no desciende nunca a la vulgaridad de la risa; el que lanza carcajadas es desdichado y no puede elevarse hasta la risa franca. Sonreír es sombra de paraíso; estallar en carcajadas es eco de infierno: sólo la risa pertenece totalmente a la tierra. :)
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